Perfil biográfico del P. Rodrigo Molina Rodríguez

 

El P. Molina nació el 23 de octubre de 1920 en Pravia (Asturias). Recibió las aguas del bautismo el 30 de octubre del mismo año. Sus padres fueron D. Rodrigo Molina Gil y Dña. Rita Rodríguez García-Arango.

Inició sus primeros estudios en el Colegio de San Luis de su pueblo natal. El bachillerato lo cursó en distintos centros de la Compañía de Jesús en condiciones difíciles, dada la sañuda persecución religiosa que durante este período se había desencadenado en España. 

Ingresó como novicio en la Compañía de Jesús el 13 de septiembre de 1939. Realizó los estudios eclesiásticos, primero, en la Facultad de Filosofía de la Compañía ubicada en Chamartín de la Rosa (Madrid); y después, en la Facultad de Teología que los Jesuitas tiene en Granada. Acabados estos estudios, que abarcaron siete años de su vida, obtuvo las Licenciaturas en Filosofía y Teología respectivamente.

A los dos años de su noviciado, 14 de septiembre de 1941, emitió sus primeros Votos en la Compañía de Jesús. Tenía entonces 21 años. Recibió la sagrada ordenación sacerdotal el 13 de julio de 1956 a la edad de 36 años. Su incorporación definitiva con los últimos Votos la realizó el 2 de febrero de 1962.

Fundó y dirigió una Escuela Profesional vinculada a la Compañía de Jesús en Murcia, España. Cuando Mons. Ricardo Durand Flórez S.I. fue consagrado Obispo para regir la Arquidiócesis del Cuzco, el P. Rodrigo Molina fue destinado al Cuzco para trabajar con él.

En concordancia con los documentos magisteriales: Mater et Magistra, Pacem in terris, Populorum progressio, entre otras, impulsará la creación de diversas asociaciones donde todos: sacerdotes, laicos célibes, matrimonios, han tenido cabida. 

Con tenaz esfuerzo logró establecer centros de estudio filosófico-teológicos, centros de espiritualidad, parroquias, capillas, librerías, imprentas, publicaciones, Editorial Testimonio, estaciones de radio, televisión, colegios, talleres, institutos técnicos, centros de salud, comedores, planta lechera… en muchos enclaves de la geografía americana y española. Argentina, Colombia, Chile, España, EE.UU., México, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela y Brasil son los países que recibieron los rayos benéficos de su Obra.

Su afán de ser Luz de Dios en el mundo lo convirtió en itinerante a lo divino para irradiarla hasta los últimos rincones donde la oscuridad del pecado y del desamor opaca tantas vidas. Fue un predicador infatigable. Con sus innumerables tandas de Ejercicios Espirituales y conferencias quiso dar sentido a la existencia de tantas vidas humanas a fin de que fuesen sal del mundo, su luz, su ejemplo. Promovió tenazmente la Adoración Perpetua a Jesús Sacramentado y la devoción a la Santísima Virgen María, bajo la preciosa advocación de “Nuestra Señora del Encuentro con Dios”

El núcleo de su espiritualidad se puede resumir en la sentencia paulina: “Vivid en el AMOR, como Cristo os amó y se entregó por nosotros como Víctima de suave aroma” (Ef 5, 2). O, en dicho literal suyo: “A Dios el amarte le ha costado la vida... luego yo debo morir por Él... Cristo miró al pobre que soy yo, yo tengo que mirar al pobre de hoy, debo entregar mi vida por él... ¡Qué grande es salvar un alma! ¡Qué grande es la vocación de hacer el bien!”.

En el año 1996, con la aprobación de sus Superiores Jesuitas, se retiró de la Compañía para poder incorporarse y dedicarse definitivamente a vivir su consagración a Dios al servicio de las diversas asociaciones que Dios le había confiado. Murió el 28 de abril de 2002 en olor de santidad.

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