«Señor, mándame ir a Ti». (Mt 14,28)

Hna. María Inés Francisca Avendaño Ruiz
Santander, 26 abril 1941  — Trujillo, 9 agosto 2023

La Hna. Inés nació en Santander, en el seno de una familia profundamente religiosa. 

Fue la mayor de cinco hermanos. A los diez años, Inés fue a Madrid, a vivir con su tía. Allí hizo sus estudios en un distinguido colegio francés de las Religiosas de las Asunción. 

Ingresó en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid. Desarrolló su Doctorado en Farmacia, de la mano de su profesor, Dr. Vicente Jordana, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Fue muy valorada por sus profesores. 

Viajó mucho en plan turístico, conoció casi todos los países hispanoamericanos y europeos y llegó hasta Bulgaria, en esos tiempos del telón de acero. Hablaba francés, inglés, ruso y algo de alemán. Había hecho estudios de música, piano y solfeo. 

Trabajaba en los laboratorios de la Farmacéutica Alter, en Madrid, cuando conoció al P. Rodrigo Molina. Fue al grano. Le preguntó al Padre que le dijera “Qué quería Dios de ella, que por favor se lo dijera, porque no quería dar más vueltas”. Alguna vez contó que en su encuentro le dijo: “Yo soy de esas que Ud. dice que se gastan el dinero yendo a los conciertos...” El cambio fue total. Y ya no fue más. Nunca más.

Abandonó un porvenir brillante. Sin titubeos. Radicalmente.

Con motivo de sus 25 años de Vida Consagrada a Dios, la Hna. Inés escribiría este testimonio: «Nunca tuve duda de mi vocación. Y al preguntarme ¿para qué o por qué vine a la Asociación? Mi respuesta es: ¡Para ser feliz! Y lo he sido. Y ¿por qué permanezco? Por lo mismo. Debo reconocer que en todos estos años Dios me ha hecho extremadamente feliz. Y se lo digo muchas veces. Y le gusta».

Se vinculó a la obra misionera del Padre Molina en 1973.

Alma transparente, sencilla, convencida y enamorada de Dios, con la fe prístina que mueve montañas, destacó por su libertad de espíritu y su amor a la verdad. Estaba enamorada del Santísimo Sacramento y de la Sagrada Escritura. Alma intrépida, entre finales del 70 e inicios de los 80 fue destacada por el Fundador para abrir camino y dar inicio a la Asociación en Lima, (Perú) Argentina, Chile…

A ella le debemos la obra de Gambetta, en el pueblo joven de los extrarradios de Lima donde ni la policía quería pasar, allí iba ella, todos los días, a rezar y brindar su amistad a esos pobres machacados.

Iba sola, roturaba el camino. Establecía amistades y contactos y un pequeño grupito de colaboradores con quienes comenzar y asentar cimientos. Luego, se retiraba. Otros seguirían detrás cosechando esas primeras semillas. 

En esas andaduras, en Argentina fue el instrumento de solidificación y perseverancia de otra gran vocación, la que andando el tiempo llegaría a ser la sucesora de la Fundadora: la Madre María Teresa De Simone.

En 1987 regresó a España. Introdujo la Obra en Barcelona. Y le fue encomendada la dirección de la Residencia de Ancianos en Tarancón (Cuenca).

Fue también la responsable de una pequeña comunidad femenina que por algunos años prestó su servicio en Jarandilla de la Vera y la delegada de la Pastoral Juvenil Femenina de la Asociación. Acompañó a las jóvenes a la JMJ del año 91, en Częstochowa, Polonia. Hicieron historia los campamentos de verano en Arenas de San Pedro, La Coruña, y las salidas en los puentes de carnavales y Semana Santa a Caspe, Murcia, Sevilla, Villalba… 

Desde entonces formó parte del cuerpo docente y formativo del Centro de Formación Inicial de las Hermanas y persona de referencia para la formación permanente en los ciclos de verano anuales. Prácticamente casi todas las Hermanas fueron discípulas de sus clases y es unánime la sencillez y espíritu sobrenatural que apreciaban en la Hna. Inés.

Siempre discreta y desde un segundo plano, fue muy apreciada por el don de consejo y su enorme sentido espiritual. Tenía un don de discernimiento y ¡cuántas vocaciones encontraron en la Hna. Inés ese punto de referencia, ese apoyo sereno, siempre veraz, clarividente, en momentos borrascosos o críticos! Hasta el último momento las Hermanas recurrieron a ella en busca de sabiduría. Sabía estar. Asentada en Dios, ¡qué persona tan auténtica, verdaderamente humilde! Sí, la Hna. Inés ha sido ejemplo de humildad. 

 En 1999 fijó su residencia habitual en Trujillo, cuando nos hicimos cargo de la gestión de la Residencia Porta Coeli. Ella fue su Directora hasta el año 2022, en que un ictus mermó sensiblemente su actividad de cara al exterior. No su ascendiente y dedicación a las hermanas, para las que siempre se encontraba disponible para estimularnos en la fe y en la entrega a Dios.

Citamos otros párrafos de su testimonio con ocasión de las bodas de plata:

    «He tenido varios destinos y varias compañeras de camino, como guía al P. Molina, pero siempre el verdadero compañero y guía ha sido Dios.

    Por tanto, ¿qué agradecer a Dios? ¡Pues todo! En especial el haber pensado en mí y el haberme llamado a estar cerca de Él, admitirme a Su intimidad, gozar con Él toda la eternidad y el hacer posible, con su infinita misericordia, que llegue a mi último destino. Agradezco al P. Molina su sabiduría y su interés al encarrilar mi vivir por el camino del querer de Dios. Agradezco a la Hna. Josefina y a los demás miembros sus oraciones y el aguante paciente que han tenido conmigo. Agradezco a la Santísima Virgen, a la que pertenezco desde que nací, sobre todo el haberme defendido de los “malignos enemigos” que me he encontrado.

    A los miembros les exhorto y animo a no perder de vista el fin: Dios, y a fiarse de Él. No quedarse en las personas ni en las cosas sino siempre seguir adelante con la vista fija en Dios».

Gozaba de Dios. Ingresada en el hospital, le preguntamos: ¿Te ama Dios? «—Mucho, mucho, siempre está, siempre está». 

Descolló en la virtud de la esperanza y confianza en el Señor. En sus últimos días se la escuchó decir: «¡Ay, qué bueno es Dios! ¡Voluntad de Dios!»

Cofrade de la Virgen del Carmen, falleció arropada por su Directora General y sus Hermanas de comunidad que hasta el final estuvieron rezando las oraciones que ella aprendió de pequeñita en el regazo de su madre. Ejemplar hasta el final.

En plena novena de la Asunción, la Virgen se la llevó. Fue bautizada en la Parroquia de la Asunción, en Santander. Hizo su Primera Comunión el día de la Asunción. Estudió en el Colegio de las Religiosas de la Asunción. Fue Directora del Colegio de la Asunción. E hizo sus últimos votos también un día de la Asunción. La Hna. Inés tenía escrito: «¡¡Más pareciera que la Virgen es devota mía que yo de Ella, es tanto el amor que me tiene!!».

Y nosotros decimos: Amén.

¡El Señor ha estado grande con nosotros al habernos dado a la Hna. Inés!

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