Fechas principales

«Muy bien que hagas feliz a la gente, pero ayúdale también a ser mejor. Que esa felicidad que les ofreces (¡ojalá todos los cristianos lo hiciéramos así!) no sea la corta y caduca de un tiempo en esta tierra, sino la de una eternidad con Dios. Para eso a veces hay que dar algún disgusto, o reprensión medicinal, como una madre hace con sus muy amados hijos –esto lo sabes tú muy bien– porque para ir al cielo hay que practicar el amor, que en la tierra es doloroso y cuesta».

***

«No te preocupes por esos deseos de soledad. Son buenos, pero el Señor quiere ahora que los sacrifiques a tus obligaciones y al cumplimiento de lo que quiere en cada momento de ti. Y ahora es que cuides a tus hijos. No te angusties por eso, que ya habrá tiempo […] en el futuro, cuando tus hijos estén colocados en la vida, si tú puedes dedicarte más a Él en soledad y silencio. Ahora cumple tus deberes como signo clarísimo de la voluntad de Dios, y tranquila».

***

«El hecho de seguir con defectos no debe desanimarte ni impedirte la lucha a muerte contra ellos. Dios permite que nos sigan muchas veces para humillarnos y para que comprendamos a los demás y sus defectos».

***

«No te desanimen los defectos. Dios es más grande que nuestros fallos y su misericordia divina puede con todos ellos. Algún día, si es su voluntad, te dará ese toque que te transforme; pero aunque no te lo dé, quédate tranquila y sigue viviendo el día a día con sencillez».

***

«El acercamiento a Dios no depende tanto de hacer muchas cosas sino de hacerlas con mucho amor, de profundizar en la entrega de cada acto, de cada pequeñez ordinaria y normal, que Dios la quiere con la delicadeza del amor, con la finura de una entrega cada día mayor. No hay peligro de pasarse, ni de llegar siquiera».

***

«Es natural que te vengan esos estados de ánimo. En esos momentos no pienses ni en ti ni en las demás. Más bien ponte en las manos misericordiosas de Dios y distráete con otra cosa. El vivir la perfección con toda su pureza es sencillamente imposible. Nosotros, de barro, caemos todos los días. Pero lo importante es levantarse cada vez y reconocer que somos niños pequeños ante nuestro Padre».

***

«En cuanto a los defectos, ciertamente hay que luchar para quitarlos, y luchar fuerte, pero ten en cuenta que muchos de ellos son por tu temperamento y por tanto mucho más difíciles de quitar. Te digo esto no para que aflojes sino para que no te desanimes pensando que no consigues nada después de mucho trabajo. Dios es más grande que nuestros defectos y puede, en un instante, como habrás leído de Sta. Micaela y de otros santos, hacer desaparecer todos nuestros defectos. Muchas veces permite que sigamos con algunos para que nos ayuden a la humildad, tan necesaria en nuestra vida espiritual, como que es la principal virtud».

***

«El amor que es unión sólida, infindible, como bola de acero, es hoy más que nunca necesario para vencer tantos enemigos que nos atacan. Ama el Señor tanto esta unión que dice: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo”.»

***

«Si estamos unidos entre nosotros con un sólido y sobrenatural amor fraterno, no debemos temer ataque alguno de fuera, seremos invencibles. Nosotros, que estamos esparcidos por tantos lugares distantes, necesitamos más que nadie este vínculo de unión que es el amor fraterno».

***

«Para lograr la unión en la parte más noble del hombre, su voluntad, es imprescindible la obediencia, la unión en los pareceres que a todos los súbditos une con el Superior, cuya voluntad es para nosotros la voluntad misma de Dios».